sábado, 2 de abril de 2011

Tres ideas mexicanas para óperas contemporáneas




1. Rupaul’s Drag Opera. Esta pieza sería un homenaje a la ópera barroca italiana y a la ópera ballet francesa del mismo periodo. La ópera barroca tiene muchos puntos en común con el arte de las Drag Queens: es un universo de ilusión absoluta, de escenarios fastuosos y gestos grandilocuentes. También es un arte que cuestiona los límites de los géneros y las identidades. Por eso, las protagonistas de esta pieza serían, o bien contratenores vestidos de princesas, o bien, mujeres contralto disfrazadas de hombres disfrazados de mujeres.

La historia sería un cuento maravilloso: un príncipe, cedido por su padre al rey de los mares sin saberlo, debería conquistar a una princesa cisne, hija de dicho rey, robando sus plumas y devolviéndoselas a cambio de su amor. Después tendría que reconocerla entre todas sus hermanas gracias a algún rasgo diminuto, como un lunar en la mejilla, y vencer al rey de los mares por medio de la magia para escapar del reino submarino. Todas estas peripecias requerirían de toda la parafernalia y tramoya imaginable, así como de retos y transformaciones físicas, que por supuesto invitarían a magníficos duelos vocales entre el rey, el príncipe, la princesa y sus hermanas.





2. Tragedias de las cortesanas: una ópera en el más puro estilo del Verismo italiano dedicada al ascenso, la caída, la huida, el aprisionamiento y la restauración de Gloria Trevi, en la cual la prima donna que se hiciera con el papel podría cantar arias gloriosas y patéticas a la vida bohemia, la pérdida, la muerte y la redención de una estrella marcada por un destino borrascoso.


3. Tajín y los siete truenos: drama wagneriano filmado. Tajín es un muchacho rebelde y sádico que llegó a vivir a la pirámide de los Siete Truenos, y que rápidamente se dio cuenta del poder que podía ejercer sobre los campos, las selvas, los ríos y los mares con sólo bailotear sobre las nubes con paso desacompasado. Es el huracán, el lado oscuro de la lluvia bienhechora, y su leyenda totonaca puede ser el libreto ideal para una ópera de estilo wagneriano, un drama musical filmado que constituya una obra de arte absoluta, integral. Habría que comisionarle a Pipilotti Rist el diseño de producción de esta ópera. El problema sería clonar a Wagner y a Gorecki para hacer la música…

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