
Hacer la
lista de los encuentros casuales frustrantes con gente que me muestra mi lugar,
mi pequeño lugar, refugiado en la esperanza de vivir en lo que secretamente
(sí, secreta y públicamente, es lo mismo y es un lugar común decirlo) sé que es
mejor, la voz que toma más tiempo, hasta que se hace pública, y gana y crece,
hasta que tal vez unos cuantos, y luego unos cuantos más, reconocen.
De día soy
aburrido, de noche soy más aburrido, pero logro, a veces, que se me olvide.