sábado, 23 de julio de 2011

My first poem in English

Photo by Don Riepe


Life was always ahead
Across the fish pond, in the silent garden,
Down the stream
Mildly waving against the logs,
Gleaming around the bay,
Bursting into laughs in the other car of the train,
At the forbidden beach —a bashful glare of joy.
You thought it hid, but it didn’t
It was there when you turned around, when you walked away,  
Smiling and nodding,
But you saw the wall, the cracks, the betrayal
As something appeared on the other side.

viernes, 22 de julio de 2011

92 grados Fahrenheit, parcialmente nublado

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Fotografía de Tyrone Turner/National Geographic - infrared showing heat loss from NYC buildings

El clima de hoy es bochornoso y no me siento inspirado para escribir. Tal vez tengo uno de esos famosos “bloqueos de escritor”, aunque nunca he creído en ellos. Tal vez simplemente no tengo nada que decir, pero lo dudo, porque mi vida no es, en este día preciso, más aburrida o más interesante que otros días. La explicación que prefiero es que soy lento. Siempre he sido lento, no es algo que me preocupe, es sólo que en esta ocasión mi lentitud ha causado una pequeña crisis en cámara lenta. La verdad es que me gusta como escribo. No lo digo por vanidad, pues tengo pocos lectores, no he ganado ningún premio literario y la venta de mis libros no ha generado nunca ingresos. Me gusta porque disfruto leer algo que escribí y que ya había olvidado. Por supuesto que no me gusta todo ni me gusta siempre, pero hay algunos textos que tienen vida propia y cortejan al lector mucho mejor que yo.

El problema es la familiaridad, que tarde o temprano se transforma en una fórmula. Y ahora, después de ciertas lecturas, le temo a la repetición. Una de ellas es la obra de un escritor que tiene momentos brillantes, pero que no fue capaz de salir de su propia hipnosis auto inducida. La otra es el libro “Cultural Amnesia” de Clive James, que aboga por la claridad casi tanto como aboga por su idea del humanismo liberal, pero que termina repitiendo incesantemente los mismos argumentos. Desgraciadamente, la claridad de mi problema no me sugiere ninguna respuesta, así que, como siempre, haré lo posible por vencer la parálisis y seguiré, como siempre, escuchando el canto del bardo. Esta vez seré consciente de mis propias tretas, y esperaré desarrollar la madurez necesaria para no perder lo que tengo sin ganar otra cosa.



Ver en Territorio liberado

Fanfarrias para un cuatro de julio

Salimos a la calle y la calle estaba cerrada para un desfile que lucía las carrozas de los bancos y las compañías de renta de autos y las clínicas comunitarias para atender a gente pobre con VIH y el albergue para ancianos homosexuales sin hogar y al congresista que promovió que se permitiera en el estado de Nueva York el matrimonio de personas del mismo sexo y al gobernador que firmó la ley y todos eran por un instante tan felices. Y luego regresamos a casa, y cuando volvimos a salir el West Village era la Dimensión Desconocida, y de pronto las tiendas de la Calle 8 tenían sentido, y alguna gente en algunos muelles. Luego vi Paris is burning y entendí lo que pasaba: Willi Ninja  reinaba sobre la House of Ninja años antes de la película, antes de Madonna y Gaga, antes de que yo creyera que “xtravaganza” y “fierce” eran palabras típicas de RuPaul. Y en ciertas tardes tórridas, todo vuelve a ser lo que era, aunque los muelles ahora están pavimentados con granito, llenos de prados nuevecitos para los pequeños  hijos de los yuppies y campos  de golf en miniatura, y el desfogue sexual es una orgía de narcisismo para  los hombres que trotan sin camisa. Y de nuevo nos atrevimos a recorrer sin éxito las mismas calles en busca de la entrada a los muelles para ver los fuegos artificiales del 4 de julio, seguimos la marea por la 10.ª Avenida hasta la 23 y regresamos casi corriendo, perdiendo todo lo que habíamos ganado, cortando la cuadrícula urbana por hipotenusas que nos llevaran hasta el universo seguro de la tele y el aire acondicionado, y la noche fue de Asombrosa Gracia, de América la Bella, de soldados de todos los colores y la libertad para perseguir la felicidad en un crucero noruego y Macy’s nos hizo sus mejores clientes, nos convidó rosas de fuego y banderas de fuego, y bombas simbólicas y encuentros cercanos con las estrellas, y con el río, y con la Libertad alumbrando al mundo, de seguro dentro de treinta años habrá quema de Judas, castillos y toritos, por mientras no. Las calles cerradas, las multitudes, hay alguien a quien tal vez le debo este estilo telegráfico, pero no quiero ceder décadas de trabajo en aras de la justicia. “Esta fiesta es sobre lo que los americanos hacemos mejor, comer y tratar de superar a los demás”. Las amas de casa de los Estados Unidos son de dos tipos (sólo dos), implica Roseanne Barr: como Roseanne Barr o como la “Condesa” de Manhattan, personajes creados para los demás, el universo perfecto del superyo.
Foto: Edward, Administrador del foro Wired New York.

miércoles, 13 de julio de 2011

Saliendo del metro en la 42


Saliendo del metro en la 42 a video by jnayar on Flickr.

Nada especial, sólo lo que se ve saliendo del metro rumbo a la biblioteca de la 42

Un cuento de fantasmas


Fuerza y valor son los emblemas este día, arrogancia que se yergue contra la inspiración. Tengo mucha pluma, me han dicho, y no sé qué significa eso, pero lo tomo literalmente, como una pluma metafórica que acaricia la pantalla de la computadora.
Saco las palabras una por una de mi sombrero imaginario y las voy sumando a la frase, que luego es un párrafo, una promesa, el preludio de algo más grande. Palabras y más palabras, reservorios de amor, de inteligencia, de odio, de culpa, reflejos o recuerdos de significados anteriores o hechos absolutos sin nada a su alrededor que las justifique.
Pasan las palabras a la línea del frente, deciden por mí quién soy: una mujer pobre que se aburre después de un día pesado, un adolescente que visita una exposición y toma demasiado vino, un santo enfermo de deseo, un millonario venido a menos viendo una película que lo inspira a tomar una decisión difícil.
Hay días, como hoy, en que la realidad no ofrece otra alternativa que la ficción. Hay días, como hoy, en que esto y todo lo demás es una mentira. Pero si todo lo que digo es mentira, entonces esta frase es verdad. Las palabras son trampas, trampas mortales. Esta lectura podría ser mortal, podría esperar a que duermas y atacarte por la noche, podría persuadirte de que la habitación está poblada de fantasmas, pues la única y verdadera prueba de su existencia es que los nombramos, a pesar de que parecen referirse a entes imaginarios. Negarlos es negar la existencia de la imaginación, así que ya lo sabes, el cuarto está maldito, poblado de fantasmas que te acechan desde este texto demoníaco, que los invoca en cuanto tus ojos se posan sobre ellos, y no se van nunca, se quedan a vivir debajo de tus córneas, dentro del nervio óptico, en tu sangre.